viernes, 19 de diciembre de 2014

Educación y pobreza. Dificultades para romper un círculo vicioso

Desde el 25 septiembre tiene lugar en La Fundación Canal de Madrid una exposición titulada 'Caminos a la escuela. 18 historias de superación', en la que han trabajado fotoperiodistas de la agencia Sipa Press por todo el mundo. A través de 134 imágenes se describen los desafíos extremos a los que se enfrentan los niños de diversos lugares para acceder cada día a la educación.
Las fotografías muestran las dificultades de los niños de diferentes países del mundo para ir a la escuela: en autobús, burro, carromato, piragua, barco o caminando, cruzando montañas, desiertos, ríos, atravesando escenarios de conflictos armados o barriadas peligrosas… estos son solo algunos de los ejemplos de los esfuerzos que los niños de los países menos favorecidos del mundo tienen que hacer para ir a la escuela con la esperanza de huir de ese estatus, escapar de la marginación social y la desigualdad que viven día a día. Su sueño es alcanzar una vida mejor y su vía para logarlo la educación.
Sin embargo las complicaciones que tienen para lograrlo son innumerables: la ubicación geográfica condiciona las oportunidades educativas de los niños mucho más de lo que creemos. La mayoría de las escuelas secundarias se ubican en zonas urbanas, lo que limita el acceso de niños de familias rurales pobres, y los que asisten tiene que trasladarse largas distancias para llegar a la educación. Como los niños de Wyalkatchem, una remota localidad de Australia, que tienen que hacer un viaje de dos horas en autobús para llegar a las clases; o los de Maripasoula, en la Guayana francesa, que acuden al colegio en canoa – algunos de los ejemplos vistos en la exposición- .
Los conflictos, el acoso escolar, las violaciones y los desastres del clima son otros de los condicionantes para que los niños no puedan acudir a las aulas. Casos como el de Paban Mondol, un niño de ocho años que vive en las calles de Calcuta (India) y que camina a la escuela por las vías del tren; o el de las hermanas Amal, Nawal y Salem de Misrata (Libia) que para recibir una educación tienen que caminar junto a las casas bombardeadas camino del colegio.
Finalmente, en el apartado Discriminación se recogen los obstáculos que tienen que afrontar los miembros de las minorías étnicas privados de la oportunidad de acceder a una enseñanza en su propia lengua. Esa situación de inferioridad unida a otros factores como la pobreza, la discapacidad o las infraestructuras deficientes dificultan en extremo su acceso a la educación.
Aquí se pueden ver historias como la de los hermanos Renaldo y Fernando. Pertenecientes al pueblo gitano de Essonne (Francia), estos niños se han visto obligados a cambiar de escuela cada vez que las autoridades han desalojado los asentamientos donde vivían. Cada día, Virgil, el padre, les acompaña a las clases en tren, lamentando no haber tenido él la misma suerte. Por otro lado, también está la historia de Nafisa, una niña de 15 años que vive en un campo de refugiados de Mentao, en la frontera de Burkina Faso con Mali. Nafisa va a la escuela primaria cuando debería asistir a una escuela secundaria, pero su familia no puede costearle el transporte hasta ella.
Esta misma semana visitó España el relator de la ONU para el Derecho a la Educación, Kishore Singh, y en una entrevista con El País afirmó que “apostar por la educación de calidad es el mejor método para luchar contra la pobreza en el mundo y poner la base para que se puedan cumplir los demás objetivos.”

La educación es el mejor y casi único arma que tenemos para intentar terminar con  la pobreza del mundo y la desigualdad. Que los niños tengan una base cultural, unos conocimientos, es vital para que ellos mismos desde dentro ayuden al cambio de la situación de sus países sentando las bases para una nueva civilización, pero a la vez dada a su situación acceder a la escuela es casi una utopía, lo que convierte en un círculo vicioso el asunto: para acabar con la pobreza de sus vidas deben acceder a la educación pero debido a esa pobreza no pueden ir a la escuela. Es una situación que tiene difícil solución pero si siguen poniendo el empeño y esfuerzo demostrado en la exposición con las fotografías y el documental sin duda lo conseguirán. 

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